En un día en donde los recuerdos duelen más que seguir respirando, me detuve a pensar. Cerré los ojos e imaginé mejores situaciones, traté de convencerme a mi misma de que era temporal y que tuviera más paciencia, ¿pero qué creen? Justo cuando empezaba a elevar mi optimismo, un conductor enfurecido empezó a tocar el claxon de su auto insistentemente, destruyendo mi momento de reflexión. Iba a gritarle por la ventana una lisura, cuando de pronto vi ese maravilloso cielo que me recordó que solo era un día de lucha como otros tantos, que no soy súper persona por ir al trabajo con jaquecas, que finalmente mañana saldrá el sol. Inmediatamente todo volvió a su lugar. Desde entonces, esta foto me recuerda que podemos obtener respuestas en las cosas más simples y que finalmente la vida sí nos da señales.
IG: @_florandrea
