Mamá, hoy quiero aprovechar este momento para expresarte lo que siento en lo más profundo de mi corazón. Espero que puedas ver esto... No hay palabras suficientes para agradecer todo lo que has hecho por mí, pero quiero intentarlo, aunque sea un poco.
Desde que era pequeña, siempre estuviste ahí, cuidándome, guiándome y dándome tu amor incondicional. En cada uno de mis pasos, estuviste, con tus consejos sabios, tu apoyo firme y tu presencia tranquila. Siempre supiste cómo calmar mis miedos, cómo poner un punto de calma en mis días más agitados. Incluso cuando las cosas no eran fáciles para ti, nunca dejaste de ser mi refugio, mi hogar, el lugar al que siempre podía regresar.
Tu amor no tiene medida, y tu sacrificio es algo que jamás podré comprender por completo. Siempre estuviste dispuesta a dar más de lo que tenías, a ponerme por encima de todo, sin esperar nada a cambio. Esa entrega, esa dedicación, esa fuerza para seguir adelante, son solo algunas de las cosas que admiro profundamente de ti.
Más allá de ser mi madre, eres mi amiga, mi confidente, la persona con la que comparto mis alegrías y mis preocupaciones. Me has enseñado tanto, no solo con tus palabras, sino con tu ejemplo. Me has mostrado el verdadero significado de la resiliencia, la paciencia, la
Con el amor de mi vida
bondad y el amor incondicional.
Gracias, mamá, por todo lo que has hecho y sigues haciendo. Gracias por ser mi guía, mi apoyo y mi razón para seguir luchando por ser mejor cada día. Si pudiera devolverte aunque sea un poco de todo lo que me has dado, lo haría con todo mi ser. No hay nada en este mundo que pueda superar el amor que me has dado a lo largo de los años, y aunque a veces me falten las palabras, te quiero más de lo que puedas imaginar.
Te agradezco por ser tú, por ser la mejor madre del mundo.
