Hoy los dispositivos cuentan con muchas más funcionalidades, por lo que requieren de muchas actualizaciones durante su tiempo de vida. ¿Qué pasa por tu cerebro o tus emociones cuando tienes que cambiar de dispositivo?
En mi caso, en 2019 me hice del Samsung Galaxy S9. Debo reconocer que la pantalla curva fue lo que me alucinó. Le da cierto toque de elegancia. Pero del 2019 a la fecha, ha habido muchas actualizaciones, y como es de esperarse, los dispositivos menos recientes van quedando sin soporte. De hecho, mi S9 se quedó en UI 2.5 y Android 10. Muchas de las apps actuales no son compatibles con el S9.
Debido a eso, y con mucha reticencia, me pasé al S24+. Comparado con el S9, el S24+ es una verdadera bestia. Tiene funcionalidades que me sorprendieron, y que aún estoy descubriendo. Sus capacidades de IA también son muy robustas.
No obstante eso, y llámenme nostálgico, pero sigo manteniendo mi Galaxy S9 con vida. Lo miro y su pantalla curva me sigue enamorando. Cosa que no ocurre con el S24+. Sin duda, esta ha sido una de las decisiones más difíciles de mi vida tech.
A veces pienso que hubiera sido mucho mejor quedarme con el S9, por su simplicidad, su belleza y sus funciones que no te mantienen tan "encadenado".
Pero por otra parte, reconozco la necesidad de ir avanzando, de aprovechar las bondades de los dispositivos más recientes y, obviamente, mantener un dispositivo vivo y actualizado en temas de seguridad y sistema operativo. ¿Te consideras un nostálgico tech?
